Cierto día Orestes dejó de soñar y preocupada se largó a caminar sin rumbo y hacia ningun lado por las calles de la ciudad siempre despierta. Pronto, se perdió entre la mulitud y esa misma turba la llevó a donde quería llegar, un callejón oscuro que culminaba en un local lúgubre y de aspecto abandonado. En la entrada habia un cartel magullado por el tiempo. Este decía: Sueños: compra, venta y canje. Orestes entró y se llevó una gran cantidad de éstos.
De regreso a su casa observó una tragedia automovilística en el cruce de dos avenidas muy transitadas, luego vio como una veintena de personas malgastaba su dinero con un llavero que hablaba y un hombre solitario que volvía cabizbajo a su hogar.
Se acostó a dormir haciendo uso de su compra. Orestes esa noche no soñó y durante una semana los sueños tampoco aparecieron.La úlitma noche sintió que despertaba dos veces.
Enojada e indignada volvió esa misma mañana al lugar a reclamar por el mal producto que le habían vendido. Al llegar no encontró ni el callejón oscuro ni el extraño local.
Orestes comprendió en ese momento que todo había sido un sueño.
jueves, 31 de enero de 2008
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